NO ES LO QUE PARECE

Aquellos tiempos feroces sobre el ruedo ya acabaron; bastante fue la piel que me dejé. Ha llegado la hora de buscar la templanza y entregarse al graderío. Mi fuerza ya no será para luchar en vano, sino para arrancar una flor y hacerla volar más allá de las nubes. Puedo parecer conquistador de baluartes, pero nada es lo que parece. Soy amante de una sola fortaleza.

 

PIEDRAS

Piedra es mi nombre, hay piedras que cuestan un riñón y hoy he descubierto que existen piedras en el corazón.

VIAJANDO POR MI MENTE

Me adentro en mi mente y avanzo entre sinapsis para intentar comprender las teorías sobre nuestra existencia. Interrogantes sin fin viajan por mi micro universo. Envuelto por esta inquietud, dirijo una mirada al cielo y, aunque mi cortina de la fe siempre permanece cerrada, pienso en la teoría de la divinidad y me dejo atrapar por su encanto, que con su haz de luz atraviesa por un instante a mi incredulidad. No encuentro las respuestas, pero sé que la mente puede dar pasos en falso y no tropezar, pues es la cueva impenetrable donde se dicta el borrador previo a la ejecución de nuestros actos

 

 

 

EL GIMNASIO

El duro hierro forja el músculo y la constancia da forma a Sansón. ¿Cuál es la motivación: mantenimiento, superación o lucirse para llamar la atención? El esfuerzo se mide con el grito de Tarzán al llegar al fallo muscular. En este lugar se trabaja y se adultera la materia prima, el ego se refleja en un espejo y la definición es el ansiado objetivo para bordar las fiestas con el listón más alto. La superficialidad no deja contemplar la belleza desde otra perspectiva que no sea el exterior.

UNA OBRA PERFECTA

Hoy no es otro día más sentado en el parque. Hoy siento como la dulzura inocente ocupa mi tiempo y crea una obra perfecta. Vuelan globos de feria y un niño de cabecita redondita, como hecha a compás, pasea con un algodón de azúcar, agarrado a la mano de su madre que lo besuquea con amor y él le devuelve una eterna sonrisa de hijo deseado y feliz.

RÍO GUADIANA

Río mágico, que apareces y desapareces, que en los fríos inviernos amaneces entre vapores de niebla, pero que en los atardeceres eres el espejo más bello para el cielo pacense. Hubo un tiempo, cuando tu caudal era libre, en el que te desbordaste con ferocidad y hasta Puerta de Palmas llegaste, dejando tu marca sobre sus sillares. Ahora eres preso y remanso de paz. Desde tu orilla se puede respirar aire limpio, oír los patos graznar y ver multitudes de aves revolotear. En el embarcadero puedo amarrar la pesada rutina y dejar navegar los sueños, mientras te contemplo.

TIEMPOS DE PANDEMIA

La vida humana se refugia de lo invisible y se estremece ante las cifras, mientras vuelan a los cielos tantas almas longevas. Somos la pluma que se mece en el vacío sin saber donde ni cuando caerá. Afuera, caminar y respirar ya no es tan fácil. La cercanía se ha hecho tan lejana que el contacto físico se ha congelado; aislados en vidas virtuales. La rutina se para y con las miradas perdidas en la nada de un horizonte incierto se pone en marcha la reflexión que invade nuestras mentes desprevenidas para vaciarlas de pensamientos banales. El planeta, mientras tanto, coge aire y nos espera más humanos.

BERE-BERE

Llegué hacia ti cuando vi tus ventanales ojos, y escalando a través de tus infinitas pestañas me quedé atrapado por el agujero negro de tu profunda mirada. Fue una noche veraniega, de pasión ventolera sobre la arena, bajo los focos de las estrellas, la Luna de espectadora y la banda sonora del mar. Fuiste la ola de calor del Sáhara más profundo que vino a abrasar mi corazón ya ardiente.