IBIZA

Fue un atardecer desde la cubierta del ferry cuando contemplando la puesta del Sol pude verte en lontananza por primera vez, divisando tu castillo señorial que protege a un puerto lleno de vida y lujo. Tierra de payeses, hoy te recuerdo con el sabor de tu ardiente licor de hierbas, con el perfume de tu vasta pineda cobijando caminos hacia un mar turquesa que se retira sobre recónditas calas de arena fina o pedregal. Aún sigo en una nube cuando te recuerdo sentado al borde de un acantilado, enamorado por el paisaje del mirador Las Puertas del Cielo, donde se fusionan el cielo y el mar. Algún día regresaré para rodearte en barco, volver a sentir tu brisa marinera y decirte que nunca te olvido.