Nuestro primer contacto
fue por un chat
y así llegaste a mi vida.
Un breve intercambio de palabras
bastó para tener nuestra primera cita
y sentir el cosquilleo de la ilusión.
Te quise seguir conociendo
para explorar tu interior
y comenzar la senda del amor.
Eres el libro cerrado
que reservas tus encantos
para el lector adecuado
que sepa avanzar tus páginas
con delicadeza y atención.
Es la elegancia de tu caminar
el imán que me lleva hacia ti
y la gravedad de tu boca
la que atrae mis besos.
Mirar tus ojos marrones
es como sumergirse
en un mar de miel
y probar toda tu dulzura.
Desde tu ombligo moreno,
cráter perfecto,
se puede observar tu cuerpo
como un paisaje curvo y montañoso
en el que pasar las horas
contemplando su belleza.
Por el camino de la serenidad
me haces transitar
y en el molde de la ternura, hundirme.
Siempre te imaginé,
jamás pensé que fueras real,
pero ahora sé que existes.
Quiero subir a tu barca
y remar contigo
hasta donde el amor nos lleve.
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